La formación a veces no es lo más importante. Sino que se
lo pregunten a Heinrich Schielmann, un viajero nacido en 1822 que puede
presumir de haber descubierto la ciudad de Troya. La ambición y las numerosas
pistas del histórico libro “La Iliada” fueron dos aspectos fundamentales para
poder conseguir su objetivo: transformar una leyenda en uno de los
descubrimientos más importantes de la historia.
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