lunes, 13 de marzo de 2017

Gustave Courbet

Nacido en el seno de una acomodada familia de terratenientes de Ornans, Jean Désiré Gustave Courbet se inició en el dibujo mientras cursaba estudios de derecho, de la mano de un discípulo de David llamado Flajoulot. A los veinte años se trasladó a París y completó su formación con las enseñanzas de Steuben, Bonvin y Père Baud, alumno de Gros, y se interesó por las obras de Chardin, los hermanos Le Nain y los españoles Ribera, Zurbarán, Murillo y Velázquez.
De la década de 1840 son una serie de autorretratos en los que aún se aprecia la influencia del Romanticismo. En 1846 planeó con Bouchon un manifiesto contra las tendencias romántica y neoclásica. El realismo de Courbet, fuertemente influido por los ambientes revolucionarios del siglo XIX, era una protesta contra la estéril pintura academicista y los motivos exóticos del Romanticismo.
En 1848, tras un viaje a Holanda, donde estuvo estudiando las obras de Hals y Rembrandt, intervino en el levantamiento militar, aunque sin tomar las armas. En 1849 llegaron sus dos obras realistas más importantes: El entierro en Ornans, un monumental fresco popular que creció hasta convertirse en reportaje social de los habitantes del pueblo, y Los picapedreros (que se perdió durante los bombardeos sobre Dresde en la Segunda Guerra Mundial), en el que se ensalza el trabajo físico. Los cuadros de Courbet despertaron admiración y rechazo por su imagen realista de la vida de personas sencillas.
En el estudio de Courbet se reunían por esa época notables personalidades, como el crítico Champfleury, los poetas Baudelaire, Bainville y Muerger, el pintor Bonvin y el filósofo Proudhon, quien dedicó al interés humanitario de las pinturas de Courbet el opúsculo Du principe de l'art et de sa destination sociale. El grupo de Courbet se disgregó tras el golpe de estado de Luis Napoleón Bonaparte en el año 1852 y el pintor retornó a su tierra natal.
Rechazado en la Exposición Universal de París en 1855, Courbet abrió una exposición propia junto a aquélla, que tituló "El realismo". La obra capital era el enorme cuadro El estudio del pintor (1855). La presentó como una "alegoría realista": el artista creador en el centro está rodeado por dos grupos de personas de su vida; por un lado los sencillos campesinos de su tierra, y por el otro los amigos parisinos del autor.
A sus mejores pinturas de figura y retratos pertenecen Señoritas a orillas del Sena (1857), el autorretrato El violoncelista (1849) y La hermosa irlandesa (1866). El artista se prodigó también con otros motivos: el mar, paisajes de bosques y montañas con su fauna, flores y bodegones. La postura radical de Courbet tuvo reflejo en el ámbito de la política. Se comprometió con la Comuna de París y se le acusó de participar en la demolición de la columna Vendôme. Desde 1875 vivió exilado en Suiza, donde murió en la miseria.






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