Nacido en el seno de una
acomodada familia de terratenientes de Ornans, Jean Désiré Gustave Courbet se
inició en el dibujo mientras cursaba estudios de derecho, de la mano de un
discípulo de David llamado Flajoulot. A los veinte años se trasladó a París y completó
su formación con las enseñanzas de Steuben, Bonvin y Père Baud, alumno de Gros,
y se interesó por las obras de Chardin, los hermanos Le Nain y los españoles
Ribera, Zurbarán, Murillo y Velázquez.
De la década de 1840 son una
serie de autorretratos en los que aún se aprecia la influencia del
Romanticismo. En 1846 planeó con Bouchon un manifiesto contra las tendencias
romántica y neoclásica. El realismo de Courbet, fuertemente influido por los
ambientes revolucionarios del siglo XIX, era una protesta contra la estéril
pintura academicista y los motivos exóticos del Romanticismo.
En 1848, tras un viaje a
Holanda, donde estuvo estudiando las obras de Hals y Rembrandt, intervino en el
levantamiento militar, aunque sin tomar las armas. En 1849 llegaron sus dos
obras realistas más importantes: El entierro en Ornans, un monumental fresco
popular que creció hasta convertirse en reportaje social de los habitantes del
pueblo, y Los picapedreros (que se perdió durante los bombardeos sobre Dresde
en la Segunda Guerra Mundial), en el que se ensalza el trabajo físico. Los
cuadros de Courbet despertaron admiración y rechazo por su imagen realista de
la vida de personas sencillas.
En el estudio de Courbet se
reunían por esa época notables personalidades, como el crítico Champfleury, los
poetas Baudelaire, Bainville y Muerger, el pintor Bonvin y el filósofo
Proudhon, quien dedicó al interés humanitario de las pinturas de Courbet el
opúsculo Du principe de l'art et de sa destination sociale. El grupo de Courbet
se disgregó tras el golpe de estado de Luis Napoleón Bonaparte en el año 1852 y
el pintor retornó a su tierra natal.
Rechazado en la Exposición
Universal de París en 1855, Courbet abrió una exposición propia junto a
aquélla, que tituló "El realismo". La obra capital era el enorme
cuadro El estudio del pintor (1855). La presentó como una "alegoría
realista": el artista creador en el centro está rodeado por dos grupos de
personas de su vida; por un lado los sencillos campesinos de su tierra, y por
el otro los amigos parisinos del autor.
A sus mejores pinturas de
figura y retratos pertenecen Señoritas a orillas del Sena (1857), el
autorretrato El violoncelista (1849) y La hermosa irlandesa (1866). El artista
se prodigó también con otros motivos: el mar, paisajes de bosques y montañas
con su fauna, flores y bodegones. La postura radical de Courbet tuvo reflejo en
el ámbito de la política. Se comprometió con la Comuna de París y se le acusó
de participar en la demolición de la columna Vendôme. Desde 1875 vivió exilado en
Suiza, donde murió en la miseria.
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